donde el sol y las saladuras,
pero auspiciosas
y fragantes
para el que infla sus pulmones.
Al acecho y desnudas
como traviesas morenitas
en las miniaturas del estanque.
Sombra a sorbitos
para inclinarnos las cabezas
y acordarnos
del seco polvo y de las piedras secas
entre el fastuoso mar
bajo el sol fastuoso.
Plantas a sequía y a desgaste.
a lento esmeril de la inclemencia.
Y el agua
que duplica su frescura
en la ávida garganta del xilema.
Islas,
altura y lejanía
presencia del tamaño y del meteoro.
Elástica la piel,
sombrío el pelo verde
en las idas y venidas de la isla
bajo el capote de las nubes.
Alternancia del silencio
con el trago de la lluvia.
Olor de los detritos
entre el murmullo de la tierra.
Laboratorio negro que se abisma
en la agitación de los procesos
Y que vigilan,
enhebrando la espesura,
vigorosos grillos y lombrices vigorosas.
Y que aprovechan las vacas preguntonas
que no saben que saben
de desniveles y de espacio.
En un cuadrado territorio
el terremoto del arado,
la yerma sequedad
el látigo sobre la tierra
para que se esfuerce en recitar
las escalas de la economía
Isla
conocimiento desde el cielo.
Proyecto del satélite
y especialidad de las rapaces.
Isla
saber a ras de piso
insuperable en los vecinos.
Islas
prominencias de la soledad,
enclaves de las contemplaciones,
refugio de las amadas escaseces.
consagración de los afuera
Islas peinadas del Pacifico
bandó del viento
que deja a los pinos en cuclillas
y jorobados a los hombres
Islas frescas del Atlántico
flores peregrinas
en los rebordes del paisaje
flores movedizas y hacendosas
como manos de mujeres.
Islas
faros de los meros
almácigos de los delfines
explanadas de escualos y ballenas.
Islas del extremo
heladas
y pasando la noche boca arriba.
Isla del corazón humano
corazón de las navegaciones
desde donde zarpa el vocerío
en busca de otras islas.