Que las moscas estén difundidas en todo el planeta, que ya desde niños hayamos convivido con su ubicua presencia o que más de una vez hayan desbaratado alguna prometedora siesta veraniega a la sombra de árboles añosos, son hechos que no propician el asombro. Pero conocer la intimidad de sus sentimientos o la causa profunda de sus acciones es, en cambio, patrimonio de muy pocos. Probablemente el largo ensayo de Jacques Duerf “Psychologie des Insectes”, Leipzig,1941, sea uno de los que, con más precisión y amplitud, describa ese tópico. Allí puede, en el capítulo que les dedica especialmente, adentrarse el estudioso, en la intensa consciencia del presente que caracteriza a la mosca. Basta con observar atentamente sus gregarios vuelos circulares, que a ojos bisoños pueden parecer erráticos, para notar que las evoluciones tienen sentido de ritmo, de comunicación, y de entrega total a la acción de conjunto. […]
Leer más…
Leer completo