Salpicada de respuestas
llega la voz opaca.
La voz de madera
que crepita en la pequeña boca
Caen deshiladas las respuestas
mezclando vibrantes conocidos
y desconocidos de la lógica.
Haces un gran barullo ingenuo,
peor tú sabes dónde vas, contestadora.
Y mientras tu boca zigzaguea,
sin prejuicios,
tu paso corto marca la distancia
de tu corazón a tus anhelos.
Juegas el juego ingrato
de buscar la emoción de la certeza.
No descansas,
y entre palabras circulares,
abundantes municiones,
emites tu respondedor llamado.
Satélite ansioso,
ardilla de mirada presta,
dueña del salto rápido,
tenista de volea,
comprendo tu deseo,
tu afán apresurado
y a veces, sólo a veces, permito tu reposo
y digo tus respuestas.